martes, 24 de mayo de 2011

La Pala de los Pájaros





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Luis Ravanal, Tanatólogo del SML




La Pala de los Pájaros


Sumergiendo la pala ansiosa
poco a poco en la más larga historia de sangre
que conocieran sus lentes cuadrados
luego acribillados de todo lo que vieran antes,
un país entero recorre hoy,
como bruma tétrica ante los ojos
de quien busca orilla en el desierto oceánico,
la respuesta que el amor de sus hijos,
hijos de la patria que forjó su amor a la libertad humana
y al respeto a las personas que como granos de arena
forman hasta hoy inmensas tormentas desérticas
luego verdes de vida y nobleza férrea
a sus ideas fecundas y galopantes,
trae hasta un presente casi cegado por el olvido
de la mitad de un país dividido por el rayo vengativo
del poder y la ambición, sobre el regazo del sublime palpitar
en el divino bien común de ser personas consecuentes
a la vida en nuestra especie y al entorno que enriquece
todo lo que nos trajo aquí, libres como la pala ansiosa
que caba las respuestas que fueran lo último que vió
del mundo no sin antes decirle a todos su convicción
previsora en predilecta armonía entre cada una de
sus palabras afiladas y sublimes, y las bombas que a la vez
destruyeron nuestra casa abriendo agujeros a las ratas
que no saciaron sólo con sangre su infinita hambre,
sino con dignidad inocente: vuelo florido que veo
entre los nietos de esa patria a la cual hoy pertenezco.

Otra palada más y ya se ve aflorar la mentira,
el odio, el miedo, el terror, el recuerdo, ese nudo en el
estómago cuando hablan de esto:
se oyeron DOS BALAS SUICIDAS,
dos balas SUICIDAS!, ...¿dos?...
una de rodillas, por la espalda,
la otra, al otro día, puesto allí para la foto y la portada,
bala que nunca conoció el percutor del regalo de Fidel,
esa que supo de sus sesos pegados a la pared
sangre ya coagulada,
muerta y fría como la razón de la muerte misma
que germinó en el corazón de su verde verdugo y su hacha afilada
esperando cargada en su bolsillo mientras su fusil
quedóse dormido ante la firmeza del juramento
alguna vez establecido ante la bandera de todos,
incluso de sus propios hijos,
libres como la pala ansiosa,
que trae luz de estos días no más bellos, ni tranquilos,
pero llenos de verdad,
a esos dos agujeros que miran a este Chile
como queriendo gritar más allá de sus límites
por cada una de nuestras voces proyectoras
y sueños consecuentes con la realidad en su esencia,
todo lo que ocurrió aquellas horas en su oficina
esa que está en nuestras manos ahora,
esa que es nuestra hasta la visagra de la puerta
y el oído de las paredes que por fin tienen boca
para decirle a nuestra conciencia, que somos
constantes trabajadores de los sueños imposibles
que por nosotros son posibles al despertar y recordarlos,
que la razón es el poder del ser humano y de su vuelo
de pájaro pescador, polinizador, carroñero o de rapiña,
que elige bien cuál de ellos quiere ser,
pero que está obligado a dar su vuelo
en el AMOR POR SU NIDO y por todo lo que nazca de él:
cascarones amparados por el calor de la paja tejida
de los árboles de todo el mundo
y su cantar verdadero que no puede ser ocultado ni muerto
por tormentas de invierno en pleno sol de primavera
cuando todos hemos amanecido ante el abrigo
del follaje de las grandes alamendas
donde un día como estos,
una pala ansiosa desenterró,
la verdad más cruelmente reveladora,
que nos hace libres al fin
de la herida cósmica que engendrará la paz necesaria
para que los pájaros se oigan cantar como ese preciso día...
el de las últimas palabras.

                                         Naldo Mirán


Valparaíso, 23 de Mayo del 2011.

                        Dedicado a Salvador Allende.