jueves, 11 de marzo de 2010

Trámite

Trámite.


Heme aquí, frente al pc, con intenciones primeras de hacer una carta al tribunal académico de la Universidad para conseguir algunas respuestas necesarias para seguir adelante con el proyecto de mi futuro, pero inspirado primero por estas letras que marcan la vida misma en la que estoy sostenido en estos días bellos en donde sólo el sol ha dejado reflejar su limpia pureza en todo el aroma a primavera que llegó para quedarse luego de tantas tormentas en el invierno más crudo que mis ojos hayan visto pasar sobre mi existencia, asi que el trámite lo dejaré para a continuación de compartir esto contigo.

Estoy feliz de la vida que tengo ahora, llena de verdadero amor (de ese que tiene cosas lindas y no tan lindas que lo vuelven aún más interesante pues “no hay mal que por bien no venga” y lo bueno se multiplica si se condimenta con razón, sabiduría y el más puro amor.) Lejos quedaron los mounstros asesinos de mi presente en esos días asquerosos sumergido en la pocilga de la depresión que fue afortunadamente para hoy, la muerte de la cual pude ser testigo de primera fila para saber muy bien y de primera fuente, desde dónde vengo emergiendo y cuánto valen las cosas esenciales de la vida por sobre las vanalmente superficiales.

Pece a todo lo aprendido en cuanto a superar la depresión y conocerla muy de frente a todo nivel, me llama la atención un solo punto y ese punto es fundamental para mi percepción actual de la vida y de cuánto valen las cosas cuando ya no están… cuando se pierden junto a la muerte y cuánto afectan hoy sus insensatas ausencias . Me refiero simplemente a que junto con irse de mi vida para siempre todos los oscuros mantos de dolor y tristeza para ser relevados a la más limpia y soleada austeridad, se fueron junto a ellos algunos de los más bellos sentidos que dieron vida a los lugares obligadamente explorados para ser utilizados como única ventana al exterior de “mi verdadero yo, oculto prisionero dentro de mi propio mounstro de depresión entonces” , pero que a través de dichos sentidos pudo mostrar al universo las claves que liberarían mi ser de ese dolor por medio del ARTE que brotó por todos mis poros y que marcó entonces, la etapa más creativa de mi vida como gestor de expresiones artísticas.

Nunca entendí del todo aquel proceso y sus respectivas partes, en que mi cabeza abrumada recogía pensamientos, los mezclaba con impulsos de una energía increíblemente fluída y espontánea y lograba plasmar en elementos de intimidad como papel, cuadernos, servilletas o lo que tuviera a mano para poder escribir lo que nacía en el momento, llegando a escribir noches enteras… páginas y páginas en poesía pura, dibujos ilustrativos de la maraña y complejidad técnica de mi dolor y algunas esculturas que llegué a materielizar. Todas esas obras hechas muy claramente en su forma, de manera tal de que no tuvieran ninguna diferencia con la que veía formada en mi mente al crearlas, aunque no le encontrara sentido inmediato pues siempre tuve la convicción de que en la espontaneidad no hay cosas al azar, sino que son ventanas que hay que aprovechar de plasmar y así poder echar una mirada al mundo interior de ese segundo en que la creatividad daba señales del “yo prisionero” que estaba escondido en lo más profundo de mi y que en la actualidad no dejan de hablarme su lenguaje de significados que toman sentido a cada paso que doy adelante en la vida.

Y he aquí el “pero”, y lo que justifica este tremendo preámbulo necesario para llegar a lo que sigue y que explica mi deseo de comunicar lo que he sentido desde entonces… que es lo amargo de lo “agridulce” de esta fiesta en la que se transformó mi vida antes habitada por oscuridades pétreas…. Quisiera saber de una vez, dónde quedó esa creatividad que brotaba a mares desde mi tumba aún vacía… y que me llenó de obras necesarias e importantemente formadoras en esos días de soles negros, en lo más profundo del hoyo negro de los soles paralelos y que ahora no puedo encontrar en estos soles VIVOS llenos de agua pura y rocíos transparentes capaces de alimentar cualquier vida existente en esta primavera de mi vida VIVO… sigo sin saber cuánta vida más deberé ver pasar para ver renacer la FUERZA que impulsaba los motivos para crear (antes terroríficos pero ahora magníficamente hermosos) una vida de colores como siempre la ven mis ojos cargados con una extraña ceguez himnótica de paz y normalidad que en mi no ha causado férreas motivaciones a transformar plasmando, el universo que compartimos juntos… todos quienes saben que existo en el mundo y en sus recuerdos y corazones y quien escribe, y que aún no encuentra lo que anhela desesperadamente en vista de la fantástica relatividad del tiempo y de los espacios que no paran de danzar su implacable melodía.

Si alguien vio pasar por ahí o por allá, las respuestas que a mi alma hagan estallar de reconciliaciones presentes en completa armonía con mi actual bienestar, no dude por favor en hacérmelo saber… el universo paralelo que ven mis ojos hoy unidos a lo más real de esta realidad, estará agradecido en su máximo esplendor, latiendo en mi, como parte de ti y de mi siendo uno y todo a la vez.

¿Quieres ver de qué color se ve el mundo desde mis ojos? (Pues, yo también).



Naldo Mirán.

Valparaíso, madrugada del 11 de marzo del 2010.