Cuando abrí mis sueños, una ventana.
Esto es lo que en tus ojos vi al saber que
existen reflejos de los míos en los tuyos:
¡SOLO LUZ!
Pero no de esa que de tan blanca enceguece
y no deja ver nada más que tu propia ceguez,
sino, de esa transparente que deja ver
muy claramente, el olor de los colores
y el sabor de los reflejos, de tu ventana.
Naldo Mirán